sábado, 15 de noviembre de 2014

Cortometrajes para trabajar la Inteligencia Emocional

“Las habilidades prácticas que reúne la Inteligencia Emocional se dividen en cinco áreas: la autoconciencia, la autorregulación, la motivación, la empatía y las destrezas sociales.

Hemos querido centrarnos en la empatía proponiendo la siguiente selección de cortometrajes animados para compartir en el aula, ya sea preescolar o primaria: los estudiantes reforzarán sus habilidades, tomarán conciencia de los sentimientos y las necesidades de los demás.

1.For the birds: Cortometraje de animación de los estudios Pixar que se estrenó en 2000. La trama se desarrolla en un cable telefónico, donde 15 pájaros pequeños comienzan a burlarse de un pájaro de mayor tamaño.

 

2. Chicken or The Egg: Esta propuesta, con tintes románticos y un toque de humor, cuenta la historia de un cerdito al que le apasiona comer huevos. Pero un día se enamora de una gallina y tendrá que elegir, ¿el huevo o la gallina?

 

3. Empathise: Apenas tiene una duración de dos minutos, pero resulta de especial interés para trabajar la empatía con los más pequeños y también concienciarles sobre el cuidado de los animales.

 

4. El poder de la empatía: Es un cortometraje de la doctora en trabajo social Brené Brown, que ha dedicado parte de su trayectoria profesional a estudiar el coraje, la vulnerabilidad o la vergüenza como algunas de las dificultades que impiden que las personas conecten y se comuniquen entre sí.

 

5.Los ojos de Lena: La protagonista de esta historia es Lena, una niña de corta edad que un día visita el zoo en compañía de su madre. Pero el zoo no es el lugar que ella había pensado que sería porque los animales no reciben el trato que deberían. Lena se siente mal y decide que tiene que cambiar las cosas. “

FUENTE: http://www.educacionyculturaaz.com/educacion/cortometrajes-para-trabajar-la-inteligencia-emocional/

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Una asignatura llamada empatía

Por OLGA R. SANMARTIN:

“Los alumnos de siete años del colegio público Tinguaro de Vecindario (Gran Canaria) llevan dos semanas aprendiendo sobre el miedo. Sentados en el suelo del aula formando un círculo, los 25 chicos y chicas de 2º B hablan de monstruos, de arañas y de otras cosas que les hacen temblar.

Los alumnos de siete años del colegio público Tinguaro de Vecindario (Gran Canaria) llevan dos semanas aprendiendo sobre el miedo. Sentados en el suelo del aula formando un círculo, los 25 chicos y chicas de 2º B hablan de monstruos, de arañas y de otras cosas que les hacen temblar.

Los primeros días, Yeray confesaba un poco avergonzado que desde pequeño le daba pánico el tobogán del patio. Sus profesores le entregaron una cámara y le encomendaron la tarea de retratar las distintas emociones de sus compañeros. Él se fue directo a fotografiar el tobogán. Los niños pasaron las imágenes al ordenador y después las proyectaron en una pantalla. El miedo de Yeray desapareció.

La clase va precisamente de eso, de que los críos revelen, proyecten o reconozcan sus sentimientos, de que los observen y los modelen como si fueran plastilina, de que aprendan a ver dentro de sí mismos. La premisa de los profesores, Virginia Santana y David García, se basa en que es más fácil entender y manejar una emoción si ésta se visibiliza. En una de las clases, por ejemplo, utilizaron una pequeña calabaza de Halloween para que los críos se hicieran idea de las dimensiones que tienen, en realidad, las cosas que les asustan.

Se trata de la asignatura de Educación Emocional y para la Creatividad, una materia obligatoria y evaluable (la nota cuenta para la media) que este curso se da por primera vez en los colegios de Canarias. No hay ni ha habido nunca otra igual en España. Se imparte a los niños de 1º, 2º, 3º y 4º de Primaria, que tienen entre seis y nueve años de edad, y su objetivo es desarrollar la "capacidad de gestionar de manera eficiente los sentimientos utilizando la razón", de "reconocer y expresar las emociones" y de "regularlas, controlarlas y utilizarlas de forma productiva", según detalla el informe técnico que explica la razón de ser de la asignatura.

"La educación tradicionalmente ha centrado su atención en lo intelectual, ignorando completamente el plano emocional", prosigue el informe. "La escuela no puede ignorar que las emociones forman parte del ser humano y deben estar presentes explícitamente en el currículo". "Para poder gestionar adecuada y eficazmente esa esencia que somos, hay que aprenderlo. Las emociones son educables y se necesita de un espacio y un tiempo específico para que este aprendizaje se produzca".

La asignatura no tiene nada que ver con la Educación para la Ciudadanía del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ni con la de Valores que, como alternativa a Religión, ofrece el Ejecutivo de Mariano Rajoy. En realidad, se sirve de conceptos de los que han hecho bandera tanto el PP -"el espíritu emprendedor"- como el PSOE -"aprender a aprender"- en un currículum en el que se mezclan la empatía con la frustración, la resiliencia con la impulsividad, la autorregulación con la superación de las dificultades...

Todo ello, en unas clases en las que el libro de texto y las fichas han sido desterrados. Hay dramatizaciones, juegos, cuentos y, sobre todo, críos que hablan todo el rato de lo que les pasa. ¿Y qué les pasa? ¿Tienen los niños de hoy en día un problema con el control de sus emociones que justifique la creación de esta materia?

"Vivimos en una sociedad globalizada por la tecnología en la que se tiende al aislamiento. Los periódicos de hoy en día no estarían tan llenos de noticias originadas en conflictos interpersonales no resueltos si tuviésemos la capacidad de gestionar los inconvenientes que nos vamos encontrando en nuestra vida. Tenemos que conocernos mejor a nosotros mismos", responde Montserrat Gálvez, responsable del Servicio de Ordenación Educativa de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias y coordinadora del equipo que ha elaborado el currículum de esta asignatura.

Esta profesora explica que el origen de Emociones y Creatividad (a veces se llama así, para abreviar) hay que buscarlo en un programa del Gobierno canario que introducía en Primaria "parejas pedagógicas" -dos profesores por clase- "para facilitar la transición" de los niños que acababan de dejar Infantil. "Estaba enfocado a desarrollar la creatividad de los alumnos y a fomentar el aprendizaje natural mediante el juego", recuerda. El invento tuvo éxito y la idea de las parejas pedagógicas se trasladó a una nueva asignatura que, según detalla el currículum, tiene tres partes. La primera se refiere a la "alfabetización emocional" y pretende que los alumnos conozcan lo que sienten al tiempo que atienden las emociones de sus compañeros.

La segunda es la llamada "regulación emocional", que les enseña a relacionarse y a resolver conflictos. La tercera es la creatividad propiamente dicha. Los niños tienen clase de Emociones y Creatividad dos veces a la semana, en sesiones de 45 minutos. La asignatura de Lengua ha perdido dos sesiones a lo largo de la etapa respecto al currículo de 2007, mientras que Matemáticas tiene una sesión menos en toda la etapa.

Montserrat Gálvez defiende que todo se recupera en la nueva asignatura, en la que se trabajan al mismo tiempo la competencia lingüística y la competencia de resolución de problemas, pero "desde un punto de vista creativo". También se fomenta el espíritu emprendedor y la competencia digital. Victoria Soto, profesora de Emociones y Creatividad del colegio público San Andrés de Santa Cruz de Tenerife, cuenta que, en su clase, a los niños de 3º de Primaria (ocho años) les enseña a ser autónomos, a dar las gracias, a mirar siempre a los ojos del interlocutor y a poner palabras a lo que van sintiendo.

¿Y todo esto qué provoca en los críos? "Estos alumnos van a saber reconocer sus propias emociones y van a poder controlarlas, que no es reprimirlas, sino ser conscientes de ellas. A mí los niños me dicen: 'Profe, me gusta cómo me siento en esta clase'". Algo parecido apunta el currículum: "El alumnado que es más feliz, confiado, asertivo, resiliente, original, innovador, audaz, equilibrado... tiene más éxito en la escuela y en la vida".

Los primeros días, Yeray confesaba un poco avergonzado que desde pequeño le daba pánico el tobogán del patio. Sus profesores le entregaron una cámara y le encomendaron la tarea de retratar las distintas emociones de sus compañeros. Él se fue directo a fotografiar el tobogán. Los niños pasaron las imágenes al ordenador y después las proyectaron en una pantalla. El miedo de Yeray desapareció.

La clase va precisamente de eso, de que los críos revelen, proyecten o reconozcan sus sentimientos, de que los observen y los modelen como si fueran plastilina, de que aprendan a ver dentro de sí mismos. La premisa de los profesores, Virginia Santana y David García, se basa en que es más fácil entender y manejar una emoción si ésta se visibiliza. En una de las clases, por ejemplo, utilizaron una pequeña calabaza de Halloween para que los críos se hicieran idea de las dimensiones que tienen, en realidad, las cosas que les asustan.

Se trata de la asignatura de Educación Emocional y para la Creatividad, una materia obligatoria y evaluable (la nota cuenta para la media) que este curso se da por primera vez en los colegios de Canarias. No hay ni ha habido nunca otra igual en España. Se imparte a los niños de 1º, 2º, 3º y 4º de Primaria, que tienen entre seis y nueve años de edad, y su objetivo es desarrollar la "capacidad de gestionar de manera eficiente los sentimientos utilizando la razón", de "reconocer y expresar las emociones" y de "regularlas, controlarlas y utilizarlas de forma productiva", según detalla el informe técnico que explica la razón de ser de la asignatura.

"La educación tradicionalmente ha centrado su atención en lo intelectual, ignorando completamente el plano emocional", prosigue el informe. "La escuela no puede ignorar que las emociones forman parte del ser humano y deben estar presentes explícitamente en el currículo". "Para poder gestionar adecuada y eficazmente esa esencia que somos, hay que aprenderlo. Las emociones son educables y se necesita de un espacio y un tiempo específico para que este aprendizaje se produzca".

La asignatura no tiene nada que ver con la Educación para la Ciudadanía del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ni con la de Valores que, como alternativa a Religión, ofrece el Ejecutivo de Mariano Rajoy. En realidad, se sirve de conceptos de los que han hecho bandera tanto el PP -"el espíritu emprendedor"- como el PSOE -"aprender a aprender"- en un currículum en el que se mezclan la empatía con la frustración, la resiliencia con la impulsividad, la autorregulación con la superación de las dificultades...

Todo ello, en unas clases en las que el libro de texto y las fichas han sido desterrados. Hay dramatizaciones, juegos, cuentos y, sobre todo, críos que hablan todo el rato de lo que les pasa. ¿Y qué les pasa? ¿Tienen los niños de hoy en día un problema con el control de sus emociones que justifique la creación de esta materia?

"Vivimos en una sociedad globalizada por la tecnología en la que se tiende al aislamiento. Los periódicos de hoy en día no estarían tan llenos de noticias originadas en conflictos interpersonales no resueltos si tuviésemos la capacidad de gestionar los inconvenientes que nos vamos encontrando en nuestra vida. Tenemos que conocernos mejor a nosotros mismos", responde Montserrat Gálvez, responsable del Servicio de Ordenación Educativa de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias y coordinadora del equipo que ha elaborado el currículum de esta asignatura.

Esta profesora explica que el origen de Emociones y Creatividad (a veces se llama así, para abreviar) hay que buscarlo en un programa del Gobierno canario que introducía en Primaria "parejas pedagógicas" -dos profesores por clase- "para facilitar la transición" de los niños que acababan de dejar Infantil. "Estaba enfocado a desarrollar la creatividad de los alumnos y a fomentar el aprendizaje natural mediante el juego", recuerda. El invento tuvo éxito y la idea de las parejas pedagógicas se trasladó a una nueva asignatura que, según detalla el currículum, tiene tres partes. La primera se refiere a la "alfabetización emocional" y pretende que los alumnos conozcan lo que sienten al tiempo que atienden las emociones de sus compañeros.

La segunda es la llamada "regulación emocional", que les enseña a relacionarse y a resolver conflictos. La tercera es la creatividad propiamente dicha. Los niños tienen clase de Emociones y Creatividad dos veces a la semana, en sesiones de 45 minutos. La asignatura de Lengua ha perdido dos sesiones a lo largo de la etapa respecto al currículo de 2007, mientras que Matemáticas tiene una sesión menos en toda la etapa.

Montserrat Gálvez defiende que todo se recupera en la nueva asignatura, en la que se trabajan al mismo tiempo la competencia lingüística y la competencia de resolución de problemas, pero "desde un punto de vista creativo". También se fomenta el espíritu emprendedor y la competencia digital. Victoria Soto, profesora de Emociones y Creatividad del colegio público San Andrés de Santa Cruz de Tenerife, cuenta que, en su clase, a los niños de 3º de Primaria (ocho años) les enseña a ser autónomos, a dar las gracias, a mirar siempre a los ojos del interlocutor y a poner palabras a lo que van sintiendo.

¿Y todo esto qué provoca en los críos? "Estos alumnos van a saber reconocer sus propias emociones y van a poder controlarlas, que no es reprimirlas, sino ser conscientes de ellas. A mí los niños me dicen: 'Profe, me gusta cómo me siento en esta clase'". Algo parecido apunta el currículum: "El alumnado que es más feliz, confiado, asertivo, resiliente, original, innovador, audaz, equilibrado... tiene más éxito en la escuela y en la vida".”

 

Sobre el mismo tema, desde el punto de vista de una madre, Ana Sáenz de Miera:

“Estoy embarazada de mi tercera hija; ya en el séptimo mes y con una tripa notoria. Y cada vez que me subo al metro para volver a casa del trabajo, con el vagón abarrotado, observo cómo la gente, al verme entrar, gira la cabeza hacia otro lado. Mejor dicho, gira la cabeza hacia su Smartphone para evitar ver a una embarazada a un metro de distancia, a quien saben deberían dejarle el sitio. Son muy pocas personas las que me miran a los ojos y se levantan para dejarme su asiento. No sé si saben chino, programación o son buenas en matemáticas. Pero hay algo que sí tienen en común todos ellas: empatía. Empatía de esa que te mueve y te lleva a hacer algo por el otro. Empatía en acción.


Esa es la empatía que mueve a las personas a hacer cosas por los demás. A construir un paritorio en Camerún, a donar su tiempo y esfuerzo por una causa común. La que mueve a un joven a montar una iniciativa social en su colegio.


Pero la cosa no queda aquí. La empatía en acción, en contra de lo que se piensa, no solo es buena porque ayuda a los demás. La empatía es esencial para tener éxito personal. La empatía es la que hace que una persona trabaje bien en equipo, que un líder sea bueno, que una empresa enfoque sus servicios a las verdaderas necesidades del cliente, o que un joven sepa cómo actuar en una entrevista de trabajo.


La empatía no surge solo cuando uno mira a su entorno. La empatía nos hace mirar de otra forma a nuestro entorno, fijándonos en las necesidades y preparando la acción.
De nada sirve que alguien sea un buen orador, si no es capaz de darse cuenta de que lo que está comunicando no interesa. La empatía en acción nos lleva a innovar y nos hace más pragmáticos y exitosos. Más felices. Y, además, ayuda a que el mundo vaya mejor.
La buena noticia es que la empatía se puede aprender y practicar. Existen emprendedores sociales, como la canadiense Mary Gordon, que ya están impulsando la empatía en escuelas desde hace casi 20 años y demostrando con resultados tangibles los beneficios objetivos de la empatía.


Pero no hace falta irse tan lejos. Existen colegios en España que están trabajando la empatía en acción con sus alumnos y logrando resultados excelentes. Este curso, por primera vez, los niños de primaria en Canarias tendrán la suerte de cursar la asignatura –obligatoria y evaluable- "Educación Emocional y para la Creatividad", donde dos veces a la semana trabajarán la empatía y otras emociones.

A día de hoy, este tipo de indicadores no computa en los rankings de los top 100 colegios de España, que desgraciadamente siguen centrados en los resultados académicos. Pero si todos nos concienciamos de su importancia - como en su día pasó con la alfabetización- y empezamos a demandarlo y a practicarlo, las cosas cambiarán.
Yo quiero que mis hijas aprendan empatía. Para que no giren la cabeza hacia otro lado. Para que sean personas activas a las que sí les importa lo que pasa ahí fuera, y se movilicen por ello. Para que tengan éxito personal y profesional. Y para que cuando vayan a China, sean capaces de entender a los locales con solo mirarles a los ojos.”

FUENTES:

http://www.elmundo.es/espana/2014/11/03/5456aa0aca4741b5118b457e.html

http://www.forbes.es/actualizacion/2489/por-que-quiero-que-mis-hijas-aprendan-empatia-en-vez-de-chino