lunes, 31 de marzo de 2014

El aburrimiento es beneficioso para los niños

Muchos niños están hiperestimulados por culpa de la televisión, los teléfonos móviles o las videoconsolas, entre otros. Y cuando dan muestras de que están aburridos, sus padres se afanan por distraerlos de la manera más rápida posible. Sin embargo, los expertos afirman que aburrirse tiene múltiples beneficios. En este artículo se citan algunos de los errores que se cometen en la lucha contra el tedio de los pequeños y cómo fomentar el aburrimiento saludable en los menores.

El aburrimiento forma parte de la infancia, aunque muchos progenitores se ponen nerviosos cuando sus hijos están aburridos, así que intentan distraerlos de cualquier forma. Sin embargo, puede ser una experiencia muy saludable. Estar aburrido, sin saber qué hacer, invadido por el tedio, es el mejor escenario para que aflore la creatividad.

En el año 2007, la investigadora Teresa Belton, de la Universidad de Educación y Aprendizaje Permanente de la Universidad de East Anglia (Reino Unido), publicó un artículo en el 'Cambridge Journal of Education', en el que defendía que el aburrimiento es fundamental para el desarrollo del aprendizaje y la creatividad. Una idea con la que coincide Mònica Dosil, psicóloga del ISEP Clínic Castelldefels (Barcelona), que asevera que "los menores necesitan momentos de soledad e introversión para poder generar nuevas ideas y pensamientos".

 

Cuando el niño se aburre

Cuando un niño empieza a mostrar signos de fastidio (resopla, se pone de mal humor, protesta, etc.), muchos padres optan por suministrarle juguetes o distracciones. "¿Por qué no juegas con la videoconsola?" o "¿quieres que te ponga la televisión?" son algunas recomendaciones que esgrimen. En muchos casos, como señala Dosil, esta ansiedad por complacer y entretener a los hijos de forma tan rápida está causada por "el sentimiento de culpa por no tener tiempo para estar con ellos o por carecer de recursos personales para jugar con ellos".

Otro fenómeno habitual es que muchos de ellos tienen un número elevado de juguetes y muy fácil acceso a Internet, televisión, videoconsolas, etc. Viven en entornos que no les dejan espacio para que tengan que poner en marcha estrategias nuevas para divertirse. De este modo, se frena su creatividad. Dosil señala que los momentos en que los niños están aburridos "promueven que los pequeños construyan sus propios recursos de entretenimiento y puedan desarrollar la creatividad, generadora de la inteligencia emocional".

 

Alternar diversión y tedio

Es importante que los menores alternen momentos de actividad y de no actividad, de estimulación y de tedio. Carlos G. Torrico, psicólogo del centro ePsicología, en Leganés (Madrid), asegura que la principal característica del sistema nervioso de los niños es "la falta de inhibición cortical, lo que explica que no puedan parar quietos". Desarrollan esta inhibición a medida que crecen. Pero, para lograrlo, necesitan experimentar el aburrimiento, "porque les permite ejercitar este mecanismo de inhibición", añade.

Como bien conocen los progenitores, los pequeños no pueden parar quietos y toleran mal los momentos en los que están aburridos, ya que necesitan acción. Pero ese malestar es momentáneo. Cuando se aburren, muchos protestan o se sienten mal, pero luego, "en la mayoría de los casos, se adaptan y logran sacar provecho de esa situación", añade Torrico. Este estado de hastío, tan incómodo y agobiante al principio para los niños, no solo les ayuda a la generación de soluciones creativas, sino que "favorece la motivación, la autonomía, la resistencia a la frustración y el bienestar".

 

Fomentar un aburrimiento saludable

Pero, ¿cómo ayudarles a que se aburran? En primer lugar, hay que acostumbrarse a que se quejen cuando están aburridos. Además, como aconseja Torrico, "es necesario simplificar el entorno al máximo". Si uno tiene a mano la televisión, la videoconsola o un teléfono móvil, es probable que se enganche a ellos antes que ponerse a pensar un juego nuevo.

Fomentarles el tedio saludable no consiste en dejarlos en su habitación con un par de lápices y unas hojas blancas, y abandonados a su suerte. Si uno no está habituado a aburrirse, habrá que acompañarlo durante los primeros días en los que se le deje aburrirse.

Y, como recomienda Mònica Dosil, "se le pueden hacer preguntas para que él se haga responsable de la generación de ideas sobre lo que puede hacer". Es mejor opción "¿a qué te gustaría jugar?" que "¿por qué no juegas con estos muñequitos?". Si el pequeño no reacciona, los padres pueden enumerarle algunas alternativas, como: "aquí tienes muñequitos, colores y hojas y una pelota, ¿no te animas a jugar?".

Una elección que propone el especialista de ePsicología es "tener un tarro del aburrimiento, que tenga papelitos con multitud de actividades y juegos que se pueden hacer". El objetivo es que el menor se haga responsable de decidir qué hacer para jugar.

Autor: JOSÉ A. RODRÍGUEZ

Fuente: http://www.consumer.es/web/es/salud/psicologia/2013/06/24/217030.php#.UcqW46VkN_k.twitter

jueves, 20 de marzo de 2014

La escuela no tiene que enseñar al niño cómo ser mandado sino cómo buscarse oportunidades

En este artículo Richard Gerver, educador y conferenciante, habla sobre la escuela del mañana mientras recela de los políticos como líderes educativos.

El profesor, famoso por colocar a la escuela de Reino Unido que dirigía entre las mejores del país, insta a los profesores a transgredir "sin esperar permiso".

Richard Gerver, conferenciante y experto en educación, liderazgo y cambio.

La fama de Richard Gerver (Londres, 1969) empieza cuando el colegio que comenzó a dirigir pasó en dos años de estar entre el 10% de las peores escuelas del país a encumbrarse entre la élite de 5% de mejores centros. La gente quería conocer su historia. Empezó a dar charlas sobre educación. "Aquello creció, creció y creció", recuerda hoy.

Tanto creció que acabó siendo nombrado mejor ponente mundial de 2011 y ha escrito dos best sellers sobre educación. Ahora dedica su vida a dar conferencias sobre educación, cambio y liderazgo. Ha pasado por Madrid para participar en un Evento Savia SM con profesores, con los que se hizo fotos y firmó autógrafos como una estrella. En su discurso ha instado a los docentes a transgredir y cambiar los sistemas tradicionales de enseñanza "sin esperar permiso, porque no llegará".

¿Por qué no le gusta el examen PISA?

Los sistemas educativos se basan en él. Cada tres años miramos las clasificaciones y tratamos de copiar a quien sea que esté líder. Vamos corriendo a ver qué hacen. Llevamos tres años hablando hasta la saciedad de Finlandia. Ahora, China. ¿Qué hacen es Shanghai? Están huyendo del modelo académico. Sin deberes, menos exámenes, los niños no se separan por habilidades. ¿Y nosotros qué hacemos? Creemos que la manera de asegurar el futuro de nuestros hijos es prepararlos para pasar exámenes.

Pero el informe concibe la educación de una manera que en parte coincide con sus postulados, cuando habla de competencias y habilidades para el mundo frente al modelo académico.

Es el gran reto para nosotros. El informe es muy complicado y detallado, y tiene muchas cosas importantes que decir. Lo malo es que los políticos y la prensa sólo se fijan en las tablas clasificatorias. No rascan más allá de los titulares y miran qué dice el informe. Por ejemplo, la OCDE te dirá que los países que más problemas tienen hoy son los que se han obsesionado con los títulos académicos en vez de enseñar habilidades y competencias. En segundo lugar, que las habilidades cognitivas clásicas que mejor se examinan no son importantes ya para las empresas. Las habilidades más importantes ahora son las interpersonales. Esto está todo en PISA, pero los políticos no hablan de ello. Sólo se interesan en cómo quedamos mejor en la lista.

Y usted mira el informe GEDI (sobre el índice de emprendimiento de los países) como un buen indicador.

Deberíamos tener más en cuenta lo que dicen informes como GEDI. Cuanto más madura está una economía, más depende de la innovación y el emprendimiento. En España, con una tasa de paro juvenil que ronda el 40%, la mayoría de los jóvenes, incluso los de más éxito, van a sacarse el título porque les han dicho que habrá un fantástico puesto de trabajo para ellos al final de ese proceso. Pero no lo hay. Necesitamos que la gente sea capaz de crearse su propio puesto de trabajo en vez de esperar que una gran compañía se lo dé. Tenemos que dejar de crear sistemas educativos que le enseñen al niño cómo tiene que ser mandado y confiar en los demás para enseñar cómo buscarse oportunidades.

Le traslado entonces una pregunta que usted lanza a los docentes en sus conferencias: ¿Cómo educamos a esta generación?

Es que ya se comportan así. Sólo que no se dan cuenta y nosotros no lo valoramos. Debemos celebrar que a su edad saben más del mundo de lo que nosotros nunca supimos. Lo que necesitamos -porque ellos viven en un mundo de información- es desarrollar su pensamiento crítico, ayudarles a cuestionar lo establecido, diferenciar entre realidad y ficción, entre opinión, ayudarles a ser aprendedores independientes y no depender de nosotros. Saben cómo averiguar cosas por sí mismos, colaborar, ayudarse. Necesitamos que desarrollen esto de manera real, organizada, y sean conscientes de ello.

Menciona el pensamiento crítico. No parece que se ejerza mucho hoy en día. ¿Cómo se fomenta?

No soy el mayor experto, pero no se necesita nada enorme. Para mí los procesos de pensamiento crítico más interesantes ocurren en nuestros primeros años de vida. En la guardería, que mucha gente confunde y cree que es sólo asistencial, no educación. Pero se equivocan. Hay profesores muy buenos que, con las actividades adecuadas, dejan que florezca algo tan natural como el pensamiento crítico, porque somos críticos por naturaleza, analizamos y preguntamos. La pregunta entonces no es "qué hacemos para inculcar pensamiento crítico", sino "cómo hacemos para construir este pensamiento con el que ya nacemos y no cargárnoslo".

¿Desde dónde se empieza a diseñar una escuela para el siglo XXI?

Tenemos que dejar de pensar en cómo puede ser el siglo XXI. La realidad es que no lo sabemos. La vida se mueve tan rápido... ¿quién habría sabido hace 20 años cómo íbamos a vivir ahora? Tenemos que preparar a nuestros niños para lidiar con cambios, un futuro incierto, en vez de en certezas. Mi generación fue educada para creer en certezas. Tenemos que preparar a los niños para el cambio. No somos buenos lidiando con el cambio. No nos gustan las incertidumbres, no tener el control. Y eso es por la forma en que fuimos adecuados.

Al final todo sistema depende de sus profesores. Usted comenta en sus discursos que están desmotivados. ¿Cómo lo revertimos?

Lo primero que tenemos que no hacer es cambiar constantemente de ley. España en concreto es especialmente complicada con sus 17 estados, pero en todos sitios. No hay sistema que cambie tanto como el educativo. Los profesores se sienten constantemente desautorizados. Nada es más desmotivador para una persona que sentir que ya no tienen valor, o control. Cuando miras Finlandia, que pese al último PISA [ha caído al puesto 12] tienen un muy buen sistema, han devuelto en los últimos años el poder al profesor. A cambio, hay una gran exigencia en los estándares para los maestros. Los docentes deben estar preparados para cambiar, aprender y adaptarse.

¿Qué rol juega la tecnología en las aulas? ¿Debemos prestarle más o menos atención?

La tecnología no va a cambiar la educación. Es importante porque es cultural, es una parte creciente de nuestras vidas hoy. Lo que critico es la gente que cree que por introducir tecnología en el aula se va a arreglar todo. Sólo por meter ordenadores o una pizarra digital. La tecnología puede ser un catalizador, una herramienta, pero no es la respuesta. Tenemos que dejar a los niños que traigan su propia tecnología a clase. Necesitamos buenas conexiones, dejarles traer sus teléfonos, sus tablets, y que nos enseñen cómo introducir esto en la escuela. La educación será siempre una cuestión fundamentalmente de seres humanos, del desarrollo de una persona. Y para hacer eso la tecnología no da respuestas.

Cuénteme antes de terminar qué hizo en su colegio para lograr esos resultados, que al final es lo que le ha traído hasta aquí.

En la primera reunión con los profesores les pregunté: ¿Por qué el colegio no es tan emocionante como Disneyland? Quería crear un lugar en el que los niños hicieran cola para venir. Que lo que experimentaran fuera dinámico, lleno de contenido y experiencias propias, no que se sentaran detrás de un pupitre y escucharan. Que vieran que lo que estudian no es sólo porque lo ponga en un currículo, sino que supieran que las habilidades que van a adquirir las podrán aplicar en situaciones de la vida real.

Hicimos un set de televisión para que los niños vieran por qué es importante aprender a leer y escribir; por ejemplo para hacer su propio programa de televisión. También construimos un museo para que los niños vieran la importancia de la ciencia. Creo que cuando mejor aprendemos es cuando somos muy muy jóvenes. Me fascina una estadística que dice que el 70%-75% de lo que aprendemos en toda la vida lo aprendemos antes de cumplir cinco años. Antes incluso de empezar la educación obligatoria. Somos máquinas de aprender. Yo quería sacar esa máquina a través, si quieres, de una forma más sofisticada de jugar, más metódica.

Autor del artículo: Daniel Sánchez Caballero

Fuente: http://www.eldiario.es/sociedad/educacion-gerver-richard-PISA-informe_0_237976627.html

miércoles, 19 de marzo de 2014

10 RECOMENDACIONES para DESARROLLAR la CREATIVIDAD en los NIÑOS

En este artículo se habla de un tema clave tanto para el desarrollo de los niños, como para el de la sociedad en general: la CREATIVIDAD. ¿Cómo podemos potenciarla? Pincha en la imagen para leer el artículo:

miércoles, 5 de marzo de 2014

9 CONSEJOS PARA ECHAR A PERDER A UN NIÑO

Mónica Coronado, psicopedagoga argentina, autora del libro "Padres en Fuga. Escuelas Huérfanas", repasa, CON IRONÍA, las diversas maneras en que los adultos convierten a un niño que podría ser "sano" y "feliz" y en un chico terrible, incapaz de convivir en un entorno reglado.

1) El niño REY, tirano, dictador:

Cuando nazca deja de lado todo: pareja, salud, otros familiares, hobbies o actividades deportivas. Dedícate al niño en forma exclusiva y excluyente. Tu pareja puede esperar, lo mismo tu salud, tu vida personal... ¿Qué es eso? Eso que hacías y te hacía feliz, como hacer ejercicio, leer, tener un hobby, charlar con amigos, etc. Tu objetivo de vida debe ser estar pendiente del niño. Haz de tu maternidad/paternidad una cruzada.

Getty Images | Sobre infancias y paraísos

2) "Lo que quieras con tal que dejes de chillar": Los niños, todos, tienen berrinches. Si quieres echarlo a perder no dejes que el berrinche llegue, apenas frunza el ceño trata de concederle todo lo que desea, aunque sea inadecuado. Apenas ensaye unos pucheros porque no le compras ese juguete, corre a conseguirlo, no vaya a ser que el niño sufra por no tener lo que el 0,02% de los niños tienen.

3) No...pero: Si consideras que lo que el niño quiere es descabellado (como, por ejemplo, jugar con el florero de cristal de tu tía Clarita), intenta parecer una buena madre o un buen padre y dile un NO adornado de excusas, explicaciones e intentos de razonamiento. Indudablemente el niño hará un berrinche de proporciones descomunales, con cortes de respiración y sofocos fríamente calculados como para causarte la suficiente ansiedad, inquietud o culpa como para que, finalmente cedas real o vicariamente a sus deseos.

4) No quiero traumatizarte: Los límites verbales, penitencias, retos o cualquier medida de sanción no le van a funcionar cuando quieras echarlo a perder, todo lo contrario.  Insiste en que el niño debe desarrollarse según su "naturaleza", sin que le pongas restricciones de ningún tipo. Si quiere dormirse a las 12 y media de la noche, dibujar las paredes recién pintadas, comer en el piso, hacer pis en una maceta, acariciar abofeteando a padre y abuelos, atropellar a otros niños para obtener un juguete, tienes que dejarlo que actúe a sus anchas, o ¿no son así todos los niños/as? No permitas que ninguna frustración, por pequeña que sea, nuble su esplendorosa infancia.

5) El niño florero: en cualquier reunión social, tu niño debe ocupar un lugar preeminente. Las conversaciones, por más elevadas que sean, deben interrumpirse para escuchar primero sus balbuceos, luego sus gritos, canciones o lo que el niño haga, incluyendo, por supuesto, sonidos indecorosos.

6) Pero... ¡Si es superdotado!: Ya seguramente te habrás dado cuenta de que tu niño es especial; todas sus acciones manifiestan una inteligencia muy por sobre lo normal, a su lado cualquier niño de la misma edad parece una lechuga mustia. Debe haber algo de cierto en eso de "de tal palo tal astilla", el niño seguramente es una copia mejorada de ti. Por eso, aun cuando el resto de la gente lo considere perfectamente común, tú sabrás que es extraordinario y que no tienes que dejar de lado cualquier oportunidad de mostrarlo al mundo.

7) ¡Qué va a saber tu maestra/o!. Si quieres continuar tu tarea de echar a perder al niño, cuando ingrese a la escuela no pierdas la oportunidad de hablar mal de su maestra/o, de contradecirla/o en sus pautas o de discutir con ella/él frente al niño. Si quieres echar a perder a tu niño debes descalificar la acción educativa de cualquier agente externo a su propia persona y, sobre todo, interferir en cualquier puesta de límites.

8) Y todo a medio hacer...: Para echarlo a perder debes permitir que deje todo a medio camino. Si se sienta a comer puede levantarse cuantas veces quiera, no le exijas guardar los juguetes después de jugar, ni los útiles dentro de la mochila, ni promuevas la formación de ningún hábito que coarte la libre expresión de su personalidad. Que se lave los dientes o tire la cadena si quiere, pues tú no te vas a fijar en esas nimiedades.

9) El cliente, perdón... El niño, tiene siempre la razón: Ya te debes haber dado cuenta de que la gente no advierte lo especial, inteligente y destacado que es tu niño. Si lo quieres echar a perder y la gente que lo rodea no colabora en tu tarea, puedes pensar que todos se enfadan con él o lo rechazan porque es superior en belleza, inteligencia, talento y demás a los otros niños. Debes apañarlo, cubrirlo o justificarlo en cualquier acción, por deleznable que sea, también excusarlo permanentemente o defenderlo a muerte. Siempre le echan la culpa a él, pero ¡si no ha hecho nada!

 

Empiezan entronizados, idolatrados, adorados, como pequeños tiranos, dorados reyes o emperadores, pronto se convierten en temibles dictadores, y muchos de ellos llegan a ser esos adolescentes sin rumbo. El exceso de atención, la sobreprotección, obstaculiza los procesos de desarrollo y el logro progresivo de autonomía, que es un proceso que tiene muchas pequeñas frustraciones (cosas que no puede hacer, que no puede tener), que además de ser parte de la vida, le permiten aprender a soportarlas (tolerarlas), avanzando en su madurez y preparándose para la vida.

Los niños necesitan muy poco para vivir: alimento, cuidados, amor, respeto, abrigo, oportunidades para aprender, límites, compañía, diversión, etc. Muchas de esas cosas no tienen precio.

Fuente:

http://entremujeres.clarin.com/hogar-y-familia/hijos/Consejos-echar-perder-nino-limites_0_805719496.html

sábado, 1 de marzo de 2014

¿Cómo hacer crecer en los niños la fuerza de la resiliencia?

La resiliencia es la fuerza más poderosa que se puede tener. Supone la capacidad de doblarse antes de romperse ante la presión y la adversidad, y salir de este modo reforzado de ellas. La resiliencia es por lo tanto de vital importancia. Ayuda a tener una vida más feliz. Pero al igual que cualquier otra fuerza o destreza, debe ser probada y utilizada regularmente con el fin de hacerla crecer.

Pero ¿Cómo hacer crecer en los niños esta inmensa fuerza de la resiliencia? Aquí hay algunas maneras de hacer que nuestros niños crezcan más resistentes:

1. No entres en pánico. No es posible evitar siempre la adversidad, pero podemos aprender a manejarla. Es importante establecer las bases para el manejo del estrés a medida que tu hijo crece.

2. Resiste la tentación de “rescatar del peligro”. Los pequeños errores cometidos de pequeños ayudan a los niños a lidiar mejor con los problemas más grandes que seguro vendrán en el futuro.

3. Abandona el control. Deja que tu hijo tome tantas decisiones como sea seguro y razonable. ¿Cómo si no aprenderá a decidir en el futuro?.

La resiliencia es un término muy utilizado en los últimos tiempos para describir cierto modo flexible de afrontar las situaciones adversas, sacando de ellas el mayor provecho.

4. Quiérelo por lo que es, no por lo que hace. Es bueno tener  grandes expectativas sobre su comportamiento, pero no dejes que tu amor dependa de su desempeño.

5. Utiliza las palabras. Está bien tener sentimientos fuertes, pero es importante expresarlos adecuadamente. Las palabras nos ayudan a manejar nuestros sentimientos y a recuperarnos de las decepciones.

6. Utiliza la lluvia de ideas para resolver problemas. Ayuda a tus hijos a discutir los problemas, ya sean grandes o pequeños.

7. Deja la indulgencia para los abuelos. No te apresures a comprar lo último en ropa, zapatos o jueguetes. Los niños que tienen un poco menos trabajan más duro y priorizan mejor que aquellos a los que se les colma de cosas materiales.

8. Dales tareas. La responsabilidad construye un sentido de ser necesario, y enseña a los niños lo mucho que pueden aportar.

9. Fortalece la capacidad de esperar. Retrasar la gratificación es difícil, pero es importante para el éxito futuro. Enséñale rimas y canciones para cantar mientras espera, y juega con él para pasar ese tiempo.

10. Encuentra y fomenta sus fortalezas. Cada niño tiene sus puntos fuertes. Ser bueno en algo le ayudará a recuperarse en los tiempos difíciles.

11. Valora el poder de lo positivo. Habla acerca de las cosas buenas que sucedieron hoy. Encontrar los aspectos positivos de la vida aumenta la flexibilidad y la felicidad.

12. Valora y admira la diferencia. Es la diversidad y la singularidad de cada uno lo que en definitiva nos hace fuertes.

13. Participa en proyectos comunitarios. Hay mucho trabajo que hacer para mejorar las condiciones y los derechos de otras personas. Trabajar para otros construye un importante sentido de gratitud interna por lo que se tiene.

Fuente: La Petite Academy Dra. Heather Wittenberg